domingo, 14 de noviembre de 2010


Nan Goldin



Tengo dos ideas subidas al ring de mi cabeza,
una puede que disuelva cualquier tipo de razonamiento humano,
la otra quizás mantenga el piloto automático que nos creamos para absorber nuestro comportamiento como “humanamente natural”.



Cuando una situación escapa de cualquier herramienta humana siempre hay alguien que intenta hacerle la pata a la desgracia queriendo vendernos la idea de que todo sucede por algo.



Yo, que intento que el destino me cuente sus secretos, creo que en vez de encontrar razones deberíamos amigarnos con las malas rachas y no buscar constantemente en nosotros las causas. Vamos, ¡El universo no gira alrededor nuestro!



Cuando las buenas vienen, pareciera que el mundo juega a la escondida y nadie está ahí para recordarte que todo tiene un por qué.



Culpa, no te quiero de enemiga pero decidí soltarte la mano

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